Esta mañana en la puesta de la primera piedra de una obra para un cliente importante, el principal de esta institución refirió que las construcciones que realizan las hacen con la finalidad de poner el capital al servicio del ser humano. Me encantó el concepto porque toda la vida lo he compartido.
Creo en el capitalismo social como principio básico de vida, de mi forma de pensar y actuar. En otras palabras, creo en la teoría del ganar-ganar. En todos los negocios que he realizado en mi vida, trato de entender la economía de mis clientes y proveedores para conseguir un trato justo para las partes. No creo que un empresario debe enriquecerse desmesuradamente a costas de empobrecer al que le compra o provee un servicio.
En el caso de mis clientes, en mi empresa buscamos construir la obra asesorando desde la etapa de diseños. De esta manera, tratamos de conseguir que la inversión sea lo más rentable posible para nuestro cliente pero que represente también una rentabilidad para nosotros en la construcción. De esas decisiones depende que sigamos en actividad, que generemos trabajo, que se distribuya recursos en la sociedad y que continuemos con proyectos propios y para terceros. Busco ganar y contribuir.
En el caso de mis proveedores, analizo los márgenes de rentabilidad de sus industrias, estudio sus negocios, pregunto sobre sus finanzas, para tratar de entender hasta donde puedo apretar en las negociaciones de manera que ellos ganen sin perjudicar mis márgenes de rentabilidad. Les trato de hacer entender que somos parte de una cadena productiva que al mantener buen servicio, calidad, precio y eficiencia, lograremos objetivos de largo plazo para beneficiar a todos los que participemos.
En el caso de mis trabajadores y empleados, buscamos superar todos los requisitos legales. Afiliamos al seguro social a todo el personal, desde el peón que colabora con nosotros por una semana, hasta los más especializados como fierreros y carpinteros que trabajan años en la empresa, así como los topógrafos e ingenieros que son parte de nuestro equipo de trabajo. Contamos con protocolos de seguridad industrial, políticas de riesgo laboral y reglamentos internos de seguridad ocupacional. Estoy consciente que el éxito en nuestra labor desde la directiva de la empresa, genera trabajo y bienestar a cientos de familias de manera directa. Pero así mismo, la labor del personal genera la productividad que necesitamos para seguir creciendo.
El capital permite que todo esto sea posible. Esta mañana también hablaba con el presidente ejecutivo de mi compañía acerca de la razón por la cual logramos sobrevivir una etapa muy dura en los años previos: la razón fue nuestro patrimonio. Gracias a eso logramos hipotecar propiedades para obtener créditos bancarios, vender bienes improductivos para pagar deudas y refinanciar pasivos con proveedores para cumplir con nuestras construcciones a pesar de la falta de pago de nuestros clientes. Si bien tuvimos que reducir personal en todas las áreas, y que nos vimos obligados a despojarnos de muchos bienes, logramos recuperarnos gracias a nuestro capital, a nuestro patrimonio. Los accionistas de la empresa, a pesar de haber sido momentos duros y que quizás la salida más fácil hubiera sido cerrar y liquidar, pusieron su capital al servicio de todos en la empresa, al servicio del ser humano por encima de su propio interés particular. Al final todos ganamos, todos nos beneficiamos y todos estamos saliendo adelante.
De eso se trata la vida, en eso creo, eso lo hemos puesto en marcha. Sin teorías ni ideologías. Simplemente sentido común con visión de largo plazo y pensando en que una sociedad ganadora es lo que necesitamos todos para desde ese punto lograr también un beneficio particular.
- Guillermo Jouvin Arosemena